Cada año se registran miles de accidentes en el sector del transporte sólo en España, muchos de ellos mortales. En consecuencia, existen normas de estricto cumplimento para prevenir dichos accidentes. Si tu empresa posee una flota de vehículos, es imprescindible que los procedimientos asociados al transporte incluyan claras directrices sobre pasos a seguir para el cumplimiento de las normas establecidas, comúnmente conocidas como buenas prácticas.

Además de reducir los riesgos inherentes a la circulación por carretera, garantizar que nuestra flota cumple las normas también se traduce en mejoras operacionales que determinan la eficiencia global de nuestro negocio. Por otra parte, el incumplimiento de la normativa en materia de flotas conlleva inevitablemente cuantiosas sanciones económicas y daños a la reputación de los que puede ser difícil recuperarse.

El ámbito de las buenas prácticas abarca múltiples facetas cuya responsabilidad recae exclusivamente en la figura del gestor de flotas. Por lo tanto, garantizar el cumplimiento de la flota es una tarea que puede resultar abrumadora. La presente guía abarca las mejores prácticas en materia de salud y seguridad con la idea que puedas desarrollar un planteamiento global y efectivo al respecto.

Tener una política de seguridad de la flota

El cumplimiento de la normativa comienza con los conductores. Concretamente, en cómo estos se comportan en la carretera. Un estilo de conducción descuidado es la causa principal de la mayoría de los incidentes en carretera. Por lo tanto, antes de que los conductores se suban a sus vehículos, es fundamental que sepan lo que se espera de ellos y que actúen en consecuencia.

Para los gestores de flotas, esto significa desarrollar una política de seguridad de la flota. Una política de seguridad de flotas es un documento escrito que estipula a que se comprometen los conductores y que requisitos deben cumplir. Por ejemplo, puede especificar que no deben acelerar en exceso ni frenar bruscamente con frecuencia, que deben someterse a evaluaciones periódicas, que deben recibir formación, notificar correctamente los incidentes y que deben ser conscientes de su nivel de fatiga mientras trabajan

Una vez esbozada una política de seguridad, la dirección debe comunicar claramente (ya sea digitalmente o en persona) a todos y cada uno de los conductores esta nueva serie de normas. Este tipo de políticas facilitan a las empresas el establecimiento de protocolos de seguridad a la par que dan visibilidad a las consecuencias de su incumplimiento, aumentando así el compromiso con la seguridad vial.

Realizar revisiones y mantenimiento de vehículos

Además de la seguridad de los conductores, es fundamental que todos los vehículos de la flota estén en condiciones de circular. Al fin y al cabo, aunque los conductores sigan una política de seguridad establecida, los problemas inherentes a los vehículos, como frenos defectuosos, pueden provocar accidentes y averías. Esto no sólo es relevante para certificar la seguridad de los usuarios de la carretera, sino también para garantizar unos estándares de eficiencia en las operaciones de nuestra flota.

Nos referimos aquí a la implantación de un proceso proactivo, para la supervisión de las condiciones físicas de los vehículos, mediante la realización de comprobaciones periódicas y, posteriormente, la planificación de reparaciones de mantenimiento cuando sean necesarias. 

En la práctica, esto significa que los gestores trabajen con informes precisos sobre la inspección y el mantenimiento de cada vehículo, para determinar tanto las posibles necesidades de reparación como de adquisición de nuevos vehículos.

Implementar programas de formación de conductores

En gran medida, los conductores son el núcleo de la flota. Por lo tanto, si queremos que estos nos ofrezcan los mejores resultados posibles, en nuestra obligacion permitir que reciban la formación que necesitan. 

Los programas de formación de conductores son perfectos para inculcar una conducta correcta y que esta se transmita a través de nuestra organización. Estos programas suelen consistir en lecciones tanto al volante como en clases para maximizar la retención sobre el tema a tratar. Lo ideal es que un programa de formación de conductores lo abarque todo, desde cómo manejar el vehículo hasta información sobre cómo actuar cuando algo va mal.

En lugar de ser una rutina aburrida, como podría parecer en un principio, los programas de formación de conductores han demostrado ser atractivos tanto para los conductores de flotas noveles como para los más experimentados futuros. Por este motivo, los gestores de flotas suelen incorporar en sus metodologías de reclutamiento el fomento de la formación interna de conductores como un punto de atracción de nuevos talentos.

El impacto de la tecnología en la gestión

El ritmo de cambio en las condiciones en las que desarrollan su actividad hace que los gestores trabajen bajo una presión considerable. Normativas de circulación cambian de año en año, la necesidad aumentar la eficiencia del combustible y un ambiente de competitividad creciente, requieren al gestor mantenerse al día y aplicar respuestas adecuadas a problemas importantes de manera rápida y eficaz, todo ello sin dejar de atender simultáneamente otras obligaciones.

Afortunadamente, hay avances favorables en el ámbito de la tecnología aplicable a la gestión de flotas, que mejoran la productividad haciendo la vida mucho más fácil a los gestores. Por ejemplo, existen dispositivos de información inmediata en cabina que apoyan y refuerzan un comportamiento seguro al volante. Así como otros sistemas diseñados para proporcionar visibilidad en tiempo real de cada vehículo y conductor a en todo momento. En esencia, la integración de estas herramientas que van mucho más allá del simple uso de software,  equivale a garantizar un mayor grado de seguridad y productividad que ayudarán a mejorar la rentabilidad de nuestra operaciones.